Table Of ContentINSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS
Colección: Estudios Clásicos
Director: Dr. León Olivé
Secretaria: Mtra. Corina Yturbe
RENE DESCARTES
EL MUNDO
O
TRATADO DE LA LUZ
Estudio introductorio, traducción y notas de
LAURA BENÍTEZ GROBET
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
MÉXICO 1986
Título original:
Le Monde ou Traite de la Lumiére
en Oeuvres de Descartes, Charles
Adam y Paul Tannery, París,
Léopold Cerf, 1905.
Primera edición en español: 1986
DR © 1986, Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad Universitaria, 04510 México, D. F.
DIRECCIÓN GENERAL DE PUBLICACIONES
Impreso y hecho en México
ISBN 968-36-0100-6
PREFACIO
Mi contacto con Descartes se inició, como para cualquiera en
estas latitudes, en el bachillerato, con la lectura del Discurso
del Método. Durante la licenciatura me acerqué a la filosofía
moderna y se hizo evidente mi gusto por los filósofos sistemá
ticos de ese periodo. No obstante, fue en la maestría donde
me enteré de la existencia de El Mundo, singular tratado que
me abrió perspectivas a la interpretación de la filosofía carte
siana a la luz de sus preocupaciones sobre la naturaleza. Poco
a poco me pareció cada vez más plausible que la luz, como
fenómeno concomitante al movimiento mecánico de partícu
las, hacia transparente un modelo óptico del universo y que
esta idea podría extenderse a su concepción epistemológica.
Asimismo, me percaté de la ubicación de la cosmología carte
siana en el ámbito de su filosofía natural y de importancia
de los fundamentos metafísicos de la física. Estas son, en
suma, las razones teóricas que me impulsaron a traducir el
Tratado.
Paso por alto las vicisitudes y avatares del trabajo de tra
ducción, pero sería una ingratitud no reconocer el apoyo de
las instituciones y las personas que la hicieron posible.
En primer lugar, deseo expresar mi agradecimiento al Insti
tuto de Investigaciones Filosóficas por acoger el proyecto de
traducción precedido de un ensayo introductorio. Por otro
lado, mi reconocimiento a la señorita Nicole Ooms, estudian
te del mencionado Instituto, sin cuya colaboración constante
y dominio de formas arcaicas de expresión el trabajo hubiese
resultado un reto insalvable. De igual manera, deseo agradecer
a los profesores Manuel Cabrera, José A. Robles y Juan Váz
quez, miembros del Seminario de Historia de la Filosofía del
I.I.F., sus valiosas sugerencias para la presentación de la ver-
6 PREFACIO
sión castellana del Tratado, y, finalmente, al Departamento
de Ediciones del I.I.F. por su cuidadoso trabajo en los diver
sos pasos de la edición del texto.
L.B.G.
ESTUDIO INTRODUCTORIO
I. ANTECEDENTES
1. Ubicación del Tratado del Mundo en la obra de Descartes
En el año 1629 Descartes, que contaba entonces con treinta
y tres años, escribió El Mundo o tratado de la luz en Holan
da,* sin embargo la condena de Galileo le decidió a guardar
el manuscrito, que no se hizo público sino hasta 1677,**
veintisiete años después de la muerte de su autor.
El Mundo fue escrito antes del Discurso del método que
apareció en 1637 y de las Meditaciones Metafísicas publica
das en 1647, así como de los Principios de la Filosofía que
aparecieron en latín en 1644 y en francés en 1647.
La ubicación del Tratado nos permite poner en claro que
se trata de una obra temprana donde se encuentran algunas
de las concepciones cartesianas más importantes sin desa
rrollar o vistas bajo una perspectiva que variará o se afinará
en escritos subsiguientes.
* "En 1629, il interromptpour s'occuper dephysique. C'est alors qu'il écritle
Traite du Monde dont on suit le progrés en sa correspondance jusqu'en 1633; ses
reflexions sur le phénoméne des parhélies, observé á Rome en 1629, le conduisent
a une explication en ordre de tous les phénoménes de la nature, formation des
planétes, pesanteur, flux et reflux pour arriver a l'explication de l'homme et du
corps humain." Bréhier, Emile. Histoire de la philosophie I. La philosophie mo-
derne, París, Presses Universitaires de France, 1960, p. 48.
* *"Galilée est condamné par le Saint Office pour avoir soutenu le mouvement
de la terre: ' Ce qui m 'a fort étonné, écrit-il á Mersenne, le 22 juillet 1633, que je
me suis résolu de brúler tous mes papiers, ou du moins de ne les laisser voir a per-
sonne. . . Je confesse que s'il [le mouvement de la terre]est faux, tous les fonde-
ments de ma philosophie le sont aussi, car il se demontre par eux évidemment, et
il est tellement lié avec toutes les parties de mon Traite que je ne saurais détacher
sans rendre le reste tout defectueux.'" Bréhier, Emile. Op. cit., p. 28.
8 ESTUDIO INTRODUCTORIO
Previo a los grandes desarrollos del sistema cartesiano,
no se puede evitar ver en El Mundo el primer intento por
hacer explícita la vertebración entre diversos aspectos del
saber científico y no un mero esfuerzo aislado cuyo objeto
fuera el proponer sus curiosas ideas cosmológicas.
En una perspectiva genética de la historia de las ideas es
obvio que ningún estudioso de Descartes puede desconocer
el Tratado sin malentender el origen, no sólo de sus ideas en
torno a la física, sino también, en buena proporción, de sus
ideas metafísicas y epistemológicas.
Visto en esta forma, El Mundo no se reduce a un mero
Tratado de cosmología, antecedente de otros escritos de fí
sica cartesiana, tales como los Meteoros, la Geometría y la
segunda parte de los Principios, sino que se trata más bien de
un escrito inicial que recoge las preocupaciones cartesianas
fundamentales en torno a los problemas de la naturaleza
en los que se había interesado al menos desde 1626 como lo
muestra la. Dióptrica escrita antes del Tratado.
En El Mundo Descartes se presenta menos metafísico de
lo que estamos acostumbrados a pensarlo y mucho más
completo como filósofo, en tanto se puede apreciar que la
metafísica, si bien es el suelo en que se finca la física, puede
verse como una disciplina separada de ella. Así, la lectura del
Tratado no sólo nos pone en contacto con los conceptos de
materia, movimiento, cuerpo, etcétera, sino con problemas
sobre el conocimiento sensible e inteligible, con teorías sobre
los fundamentos metafísicos de la física, tales como la
creación continua o el origen divino de las leyes del movi
miento.
A través de la advertencia introductoria al Tratado en la
edición de Adam & Tannery* se pone de manifiesto que El
Mundo comprendía, en la concepción original de Descartes,
el Tratado del hombre, aunque tradicionalmente se han publi
cado siempre por separado.
Tal hecho se desprende del prólogo del editor Clerselier al
Tratado del Mundo publicado en 1677, en el que afirma que
su edición proviene de "un texto más fiel y contiene figuras
* En cuanto al texto empleado para esta traducción se usó la edición de Adam
&: Tannery pues se trata del texto más fiel del Tratado con el que contamos, en la
mejor edición de Obras Completas de Descartes.
ESTUDIO INTRODUCTORIO 9
mejor hechas". Clerselier hace alusión a las ediciones de 1662
y 1664: "Clerselier ne reproduit pas pour le Monde le texte
publié en 1964, qui n'était qu'une copie, mais bien entendu,
celui qu'il avait en sa possession, c'est-á-dire ¡'original. "* Asi
mismo muestra la continuidad entre las partes del Mundo,
que cuenta con quince capítulos, y el Tratado del hombre
que se inicia en el capítulo dieciocho. Finalmente los editores
Adam & Tannery señalan que en el Tratado del hombre se
hacen continuas referencias al del Mundo como precedente.
2. Ubicación de la filosofía natural y de la física en el sistema
cartesiano
No se trata de exponer aquí el proyecto completo del sistema
cartesiano, ni de ampliar la disputa en torno al problema del
valor de las aportaciones cartesianas al campo de la física,
como tampoco de agotar la temática que dichas disciplinas
podrían comprender para Descartes. La pretensión es mucho
más modesta, se trata únicamente de ubicar algunos tópicos
básicos de la filosofía cartesiana dentro de un campo dis
ciplinario, particularmente aquellos de mayor significación en
el Tratado del Mundo, cuyo estudio nos ocupa.
Hamelin, en su Sistema de Descartes, refiere:
Conocemos ya el lugar que Descartes le asigna a la física
en el prefacio de los Principios: ella es como el tronco
de la filosofía, siendo la metafísica en cambio su raíz.1
Para Hamelin, la física cartesiana depende de la metafísica
indirectamente porque requiere del método y directamente
porque las leyes físicas necesitan un fundamento metafísico.
Independientemente de los matices que para los intérpretes
adquiera la dependencia de la física con respecto a la metafí
sica, en el sistema cartesiano es un hecho y si no fuera por sus
consecuencias, pasaría por un lugar común en filosofía. A
*"Les chapines sur l'Homme doivent done venir aprés ceux du Traite de la lu-
miére, qui forment la premiére partie de cet ouvrage." A.T. v. 8 p. IL
1 Hamelin, Octave, El Sistema de Descartes, Buenos Aires, Editorial Losada,
1949, p. 318.
10 ESTUDIO INTRODUCTORIO
este respecto particularmente nos importa destacar que para
comprender el Tratado, y probablemente todos los escritos
de física cartesiana, hay que partir de una consideración teó
rica básica, a saber, el sistema cartesiano no ofrece una
teoría física independiente. Al vincularla con una serie de fun
damentos metafísicos, el resultado no es un cuerpo de
ciencia física sino una filosofía de la naturaleza. S. V. Keeling
ha establecido, a nuestro juicio con gran cuidado, esta distin
ción:
. . . to regará Descartes's 'Natural Philosophy' as equi-
valent to physics in our moáern sens, or his doctrine of
self as substantially what is now meant by psychology,
would not only be mistaken, but would prevent us from
understanding aright his philosophy or his metaphysics,
and cause us to miss the somewhat subtle consequences
that proceed precisely from their differences.
First what Descartes calis 'Physics' is not what we
cali physics ñor what he calis 'Philosophy' or 'Natural
philosophy' . . . Descartes however, mantains that
physics alone gives us no knowledge of the existent
natural world, but that his Natural Philosophy' does,
and, moreover, knowledge that is wholly certain and
never merely probable. His physics is the result of
applying the 'mathematical method' to certain non-
mathematical objects; it is a corpus of certain inter-
connected results, highly general . . . it is, then, the
totality of such results, coordinated and arranged so as
to exhibit the deducibility of one from certain others,
that constitute 'Physics'.2
Por lo pronto, de la cita anterior se desprenden al menos
dos cuestiones fundamentales. La primera es que para Descar
tes la física no versa sobre el mundo actual, sino sobre el mun
do posible, lógicamente posible, ya que se trata de un sistema
de proposiciones no contradictorias entre sí.3 La segunda,
íntimamente relacionada con la anterior, es que se trata de
2 S.V. Keeling, Descartes, Londres, Oxford University Press, 1968, pp. 131-132.
3 S.V. Keeling, op. cit., p. 131.