Table Of ContentDICCIONARIO BIBLICO
ARQUEOLOGICO
Editor General de la Edición Inglesa
CHARLES F. PFEIFFER
Editores Consultores de la Edición Inglesa
E. LESLIE CARLSON
CLAUDE F. A. SCHAEFFER
J. A. THOMPSON
Traductor de la Edición Española
ROBERTO GAMA
Editor Responsable de la Edición Española
Introducción
El DICCIONARIO BIBLICO ARQUEOLOGICO contiene estudios de las tierras del oriente
del Mediterráneo y de la fértil media luna, áreas en las cuales sucedieron los eventos de la historia
bíblica. En su sentido más amplio, el mundo del Antiguo y Nuevo Testamentos se extiende desde
Irán hasta Italia. Este incluye Egipto (la tierra de la esclavitud de Israel) y el valle del Tigris—
Eufrates donde Asiria y Babilonia experimentaron sus días de poderío mundial. El Asia Menor,
Grecia y Roma son el foco de atención al entrar en el Nuevo Testamento con su descripción de los
viajes de Pablo y del crecimiento de la iglesia naciente. Canaán o Palestina—la tierra prometida—
permanece, desde luego, en el centro del mundo bíblico.
Estos estudios nos llevarán hasta el terreno de Palestina donde los arqueólogos estudian la
cerámica y trazan las murallas de la ciudad de hace siglos. También nos llevarán al estudio del
erudito donde los textos son descifrados y donde se evalúa su significado para la historia y la fe
religiosas. La geografía, la historia, la literatura y el arte —todos dentro de los límites de la
arqueología bíblica. Antiguos códigos de leyes, libros de sabiduría, historias y registros de
campañas militares nos ayudan a reconstruir la historia de un pueblo. Los himnos y los poemas
épicos religiosos junto con los altares y los templos que el arqueólogo descubre, nos ayudan a
entender la fe de un pueblo.
Desde luego, ha sido necesario ser selectivos al presentar los resultados de los descubrimientos
de la arqueología moderna. Sin embargo, el editor, por medio de numerosas notas y referencias, ha
tratado de proveer algo sobre la naturaleza y significado de todos los principales descubrimientos.
Personas y lugares bíblicos se mencionan en la medida que la arqueología ha enriquecido nuestro
conocimiento de los mismos. Los términos arqueológicos principales son definidos para ayudar al
lector sin preparación profesional en la materia, para que aproveche muchos valiosos libros
arqueológicos que ahora están disponibles.
Como regla general, a los contribuyentes se les ha permitido expresarse a sí mismos en los
temas que dominan mejor. El editor desea expresar su gratitud a los contribuyentes de artículos, a
los museos y otras agencias, los cuales han provisto las fotografías que ilustran los artículos, a sus
editores especialistas, al señor Cornelius Zylstra y al cuerpo editorial de Baker Book House por
hacer posible este volumen.
El debido reconocimiento de las fuentes de las fotografías y los artículos principales se adjunta.
El editor es responsable por los artículos que no lleven indicación de autor.
Charles F. Pfeiffer
Central Michigan University
Mount Pleasant, Michigan
Bastian VanElderen, Calvin Theological Seminary, Grand Rapids: Oxirrinco — Papiros de, Sardis, Derbe,
Listra
Jerry Vardaman, Southern Baptist Theological Seminary, Louisville: Herodium, Betesda, Pilato
Howard Vos, Trinity College, Chicago: Roma, Atenas, Efeso
Donald Wiseman, University of London: Crónicas Babilónicas
George Ernest Wright, Harvard University: Bet-semes
Edwin Yamauchi, Rutgers University, New Brunswick, New Jersey: Descenso de Istar
Kyle M. Yates, Jr., Golden Gate Baptist Theological Seminary, Mill Valley, California: Ur
Dwight W. Young, Brandeis University, Waltham, Massachusetts: El Marino Náufrago, Sinuhé
Fred E. Young, Central Baptist Theological Seminary, Kansas City: Gezer, Calendario Gezer
Ronald Youngblood, Bethel Theological Seminary, St. Paul: Inscripción de Siloe
James H. Zink, Harding School of Bible and Religion, Memphis: ’Araq el-Emir, Tell el-Hesy, Tell en-Nasbe
Abreviaturas de Fuentes
AASOR Annual of the American Schools of Oriental Research
AJA American Journal of Archaeology
ANEP Ancient Near East in Pictures, J. B. Pritchard, ed.
ANET Ancient Near Eastern Texts, J. B. Pritchard, ed.
APEF Annual of the Palestine Exploration Fund
BA Biblical Archaeologist
BASOR Bulletin of the American Schools of Oriental Research
IDB Interpreter’s Dictionary of the Bible
IEJ Israel Exploration Journal
JAOS Journal of the American Oriental Society
JBL Journal of Biblical Literature
JEA Journal of Archaeology
JNES Journal of Near Eastern Studies
JPOS Journal of the Palestine Oriental Society
PEFQ Palestine Exploration Fund, Quarterly Statement
PEQ Palestine Exploration Quarterly
QDAP Quarterly of the Department of Antiquities in Palestine
RB Revue Biblique
RSV Revised Standard Version
VT Vetus Testamentum
ed. editor, edición
ZAW Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft
ZDPV Zeitschrift des deutschen Palästina-Vereins
Otras Abreviaturas
a. de J.C. – antes de Jesucristo
ca. – cerca de, aproximadamente
cms. – centímetros
d. de J.C. – después de Jesucristo
ed. – editor, edición
g. – gramo(s)
ha. – hectárea(s)
kg. – kilogramo(s)
km. – kilómetro
kms. – kilómetros
m. – metro
mgs. – metros
rev. – revisión
RVR – Versión Reina–Valera, Revisión de 1960
trans. – traducción por
VP – Versión Popular
* – hay otro artículo en este diccionario bajo este título
Nota – nombres de los libros de la Biblia están abreviados de igual manera como se encuentran en la Reina–
Valera, Revisión de 1960.
A
ABGAR. Una tradición antigua narra que Abgar V de Edesa (48 a. de J.C. — 50 d. de J.C.)
escribió una carta a Jesús pidiéndole que lo visitara en Edesa y lo curara. Jesús, en su respuesta,
declinó hacer el viaje pero prometió a Abgar enviarle a uno de sus discípulos para que efectuara la
curación y le predicara el evangelio después de la resurreción. Otra versión de la misma tradición
afirma que Cristo envió con su carta un retrato de sí mismo milagrosamente pintado en tela.
El historiador Eusebio (ca. 263–339 d. de J.C.) registra la tradición de que el apóstol Tomás
delegó a Tadeo, uno de los doce, para que fuera a Edesa. Bajo su ministerio, el rey se curó y
muchos de los habitantes de Edesa se convirtieron al cristianismo.
Edesa llegó a ser un centro del cristianismo sirio hacia el siglo III d. de J.C., y en los años
posteriores se constituyó en uno de los mayores centros religiosos del imperio bizantino. En este
medio surgió la leyenda del intercambio de cartas entre Abgar, rey de Edesa, y Jesús. Los peritos
contemporáneos no encuentran base histórica para dicha leyenda.
ABIDOS. Las primeras dos dinastías Maneto incluyeron gobernantes de la ciudad de Tis o Tinis
cerca de Abidos. Aquélla era el centro político y Abidos era el centro religioso y el lugar donde los
primeros faraones dinásticos fueron sepultados. Como usualmente sucede en Egipto, las ruinas de
a. de antes de Jesucrito
d. de después de Jesucristo
ca. cerca de, aproximadamente
la ciudad de los vivientes hace mucho que desaparecieron, pero Abidos, la ciudad de los muertos,
continúa guardando restos importantes. La sepultura continuó en Abidos durante la primera y
segunda dinastías, pero fue discontinuada cuando la tercera dinastía de faraones empezó la práctica
de edificar pirámides para sí mismos en el desierto, al occidente de Menfis.
En 1897, E. Amelineau inició las excavaciones que trajeron a luz las tumbas reales de Abidos.
Hacia el oeste del templo de Seti I, encontró un enorme depósito de tiestos y un número de tumbas
subterráneas con cámaras de sepultura construidas con vigas y tablas gruesas. Las cámaras habían
sido destruidas por el fuego, pero una de ellas contenía un ataúd de granito con una figura de
Osiris. Se creyó que sería la tumba de Osiris, y para los antiguos egipcios, era el lugar más sagrado
en Abidos. Ahora se sabe que era una de las tumbas reales.
En 1897, Kurt Sethe, un notable egiptólogo alemán, leyó las inscripciones de la tumba
comprobando así que las tumbas de Abidos comprendían la necrópolis real de los faraones tinitas.
Entre los nombres más importantes están Narmer (Menes), Aha, Zer, Khasti y Khasekhemui.
Alrededor de las tumbas de los reyes estaban las tumbas de los miembros de la corte, los sirvientes,
los asistentes y aun los perros. Después de Amelineau, un importante trabajo arqueológico se ha
hecho en Abidos por Flinders Petrie, Edouard Neville y T. E. Peet.
La deidad más antigua conocida en Abidos era un dios negro a semejanza de perro llamado
Wepwawet, “el que abre los caminos”. Servía como un guía para los muertos, una función que
parece derivarse del hábito del chacal de rondar por la noche alrededor de los cementerios en los
bordes del desierto. Con la venida de la tercera dinastía, cuando Abidos dejó de ser el cementerio
real, Wepwawet fue reemplazado por el dios Khenti-Amentiu, “el jefe de los occidentales”, cuyo
templo en Abidos parece haber sido edificado por Khufu (Cheops), el constructor de la gran
pirámide. Khenti-Amentiu no duró mucho en el afecto popular, sin embargo, ya que fue
reemplazado por Osiris, el dios originalmente asociado con Busiris, la ciudad en el delta. Junto con
el nombre de Osiris allí se originó la tradición de que él fue el primer rey de Egipto y el instructor
del pueblo en todas las artes útiles. Como los primeros reyes históricos habían sido sepultados en
Abidos, era natural que el culto a Osiris floreciera allá. Osiris fue identificado con Khenti-Amentiu
y se le llamó “el primero de los occidentales”, para el tiempo de los textos de las pirámides.
De acuerdo con el mito de Osiris, el rey había sido asesinado y su cuerpo desmembrado. Varias
ciudades reclaman el honor de ser los lugares donde alguna parte del cuerpo del dios muerto fue
enterrado. Abidos reclama el honor de tener la cabeza de Osiris. En la época de la quinta dinastía,
la tumba del rey Zer se identificó equivocadamente con el sitio donde la cabeza de Osiris había
sido enterrada y las generaciones siguientes trajeron sus ofrendas votivas en honor de la deidad.
Para el tiempo de la sexta dinastía, los egipcios devotos deseaban ser sepultados cerca de la
tumba de Osiris en Abidos. Si esto no era práctico, el cuerpo del fallecido podía ser llevado en
peregrinaje a Abidos. Otra alternativa era erigir una estela memorial en la necrópolis de Abidos. La
gente más pobre podía dejar una vasija votiva en el área de la necrópolis y los faraones ganaban
méritos añadiendo edificios al complejo edificio del templo.
Durante el caótico primer período intermedio, Abidos fue materia de disputa entre los
gobernantes de Heracreópolis y los de Tebas. Los soldados de Heracreópolis violaron las tumbas
de Abidos, aunque el gobernante de su ciudad fue inocente en dicho asunto. En una obra conocida
como La Instrucción para el rey Merikare, el gobernante asumió la responsabilidad por los abusos
de sus soldados e interpretó la mala fortuna que vino sobre él como castigo por este pecado.
Abidos llegó a ser el principal de los lugares sagrados de Egipto durante el tiempo del reino
medio. La clase media así como la rica aspiraban a ser sepultadas allí para poder oír a los muertos
benditos de las generaciones precedentes pronunciar las palabras, “Bienvenido en paz.” Cada
muerto sepultado de acuerdo con el ritual de Osiris simbólicamente hacía un peregrinaje a Abidos.
Los modelos de barcas hallados en las tumbas a través de todo Egipto fueron utilizados para este
viaje simbólico, así como también las pinturas de los viajes del alma del fallecido estampadas en
las paredes de las tumbas.
El cenit de la influencia de Abidos se alcanzó durante la segunda era de Ramesés, cuando Seti I
reconstruyó el templo de Osiris y le proveyó de una fuerte dote. Seti grabó 76 de sus predecesores
en los relieves del templo de Abidos y aun construyó un palacio allí para así supervisar el trabajo.
Los relieves de piedra caliza son los mejores conservados de cualquiera de los tiempos
pretolemaicos.
Seti I murió antes que su templo fuera terminado, pero el trabajo continuó bajo Ramesés II
quien dejó una inscripción de 116 líneas que describe sus labores. A corta distancia, al norte del
templo de Seti, Ramesés edificó un segundo templo para sí mismo. Fue bellamente diseñado y
ricamente dotado de acuerdo con una inscripción que Ramesés dejó en el exterior de la pared sur.
Después de Ramesés II, se sabe de poco trabajo hecho en Abidos. Con la declinación del
poderío egipcio, la magnificencia de los regalos a Osiris inevitablemente disminuyó. Otros centros
reemplazaron gradualmente a Abidos. La bella Filae se constituyó en el centro de adoración de
Osiris en los días de los Tolomeos y de los romanos. En el desarrollo del pensamiento religioso
egipcio, Osiris llegó a ser considerado como el esposo de lsis y, finalmente, la popularidad de ésta
lo relegó a un segundo lugar.
ABRAHAM. Aunque los nombres de los patriarcas bíblicos no aparecen fuera de la Biblia, la
arqueología ha podido arrojar luz sobre el período en el cual vivieron. Las excavaciones han
revelado la naturaleza de la cultura material de la era patriarcal y algunos documentos escritos
proveen detalles adicionales.
El nombre Abraham es semejante a nombres semíticos occidentales, tales como Abiram,
Abamram y Abarama hallados en la literatura cuneiforme. Un documento de negocio de la antigua
Babilonia afirma que un hombre llamado Abarama, hijo de Awel-Ishtar, alquiló un buey por un
mes. Otra tablilla cuneiforme de veintiún líneas relata los términos bajo los cuales Abamrama
arrendó una labranza. Una tercera tablilla fechada dos años después que el buey fue alquilado, es
un recibo del pago de un siclo que Abamrama hizo como arrendamiento de su campo. Nombres
con los mismos componentes se han encontrado en *Mari.
Abraham y sus descendientes representan étnicamente numerosas estirpes. *Labán, el nieto de
Nacor, hermano de Abraham, es específicamente denominado arameo (Gn. 25:20; 31:20, 24). Los
israelitas después confesaron: “Un arameo a punto de perecer fue mi padre …” (Dt. 26:5). La tierra
a la cual Abraham envía a su siervo para conseguir la novia para Isaac era Mesopotamia o Aram-
naharaim (Gn. 24:10). Jacob, al huir hacia la casa de su tío Labán, viajó al mismo lugar
Padanaram, “Los campos de Aram” (Gn. 28:5, 6).
Cerca del año 2000 a. de J.C. sucedieron grandes cambios por todo el Cercano Oriente debido
a las incursiones de las gentes semíticas del nordeste conocidas como *amorreos (“occidentales”)
por las gentes de Mesopotamia. Con la caída de Ur (ca. 1950 a. de J.C.) los amorreos presionaron
hacia el sur de Mesopotamia y rápidamente controlaron sus principales ciudadesestados. Entre la
edad del bronce antigua y media, existe la evidencia arqueológica de un receso en la ocupación de
muchas ciudades palestinas. Las excavaciones de Albright en *Tell Beit Mirsim, el trabajo de
Kathleen Kenyon en *Jericó y la exploración de Nelson Glueck en la Transjordania demuestran
una declinación en la densidad de la colonización seguida antes del fin del siglo XX a. de J.C. por
un virtual abandono del territorio a los pueblos nómadas (ver W. F. Albright, The Archaeology of
Palestine, pág. 82). Similarmente, los textos egipcios de execración indican que pueblos nómadas
y semi nómadas estuvieron en Palestina durante el siglo XX a. de J.C.
Entre los amorreos y pueblos relacionados, que presionaron en Canaán durante el siglo XX a.
de J.C., se debe probablemente colocar al patriarca Abraham. El término amorreo probablemente
incluía un número de subgrupos como los *arameos con quienes la familia patriarcal estaba
claramente relacionada. Al hablar del origen de Jerusalén, Ezequiel en su alegoría de la esposa
infiel dice: “Tu origen, tu nacimiento es la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo y tu madre
hetea” (Ez. 16:3). Aunque el profeta no estaba haciendo un pronunciamiento en cuanto al origen
nacional, se acordó de algo de la mezcla de antepasados del pueblo escogido.
Tan sólo en una ocasión (Gn. 14:13) a Abraham se le llama “el hebreo”, palabra que parece
estar relacionada con el *Habiru o Hapiru el cual apareció en varias partes de la fértil media luna
durante el segundo siglo a. de J.C. Etimológicamente, la palabra puede significar “los que
atraviesan” en el sentido de atravesar o emigrar. Probablemente el término “hebreo” no se refería a
un grupo racial en particular, sino a una clase social. Un hapiru-hebreo era un extranjero, y tal
término a menudo tenía malas connotaciones para los habitantes ya establecidos de un país. En las
*Cartas de Amarna los hapirues son descritos como invasores merodeantes que amenazaban la paz
de las ciudades-estados de Siria y Palestina.
Aunque el área alrededor de Harán, designada como Padan-aram o Aram Naharaim, era la que
los patriarcas consideraron como su hogar ancestral (Gn. 24:4, 10), se dice que los familiares
inmediatos vinieron de “Ur de los caldeos” (Gn. 11:31). La versión Septuaginta habla de la “tierra
de los caldeos” sin referencia a Ur.
Una gran ciudad sumeria llamada *Ur estaba ubicada al sur de Mesopotamia en el territorio de
al-Muqaiyar. Después de la Primera Guerra Mundial un grupo conjunto del Museo Británico y la
Universidad de Pensilvania condujo una serie de expediciones allá bajo la dirección de Leonard
Woolley. Siendo que esta Ur estaba en la tierra conocida en los tiempos neobabilónicos como
Caldea, los eruditos bíblicos fueron grandemente convencidos de que al-Mucaiyar era el sitio de la
niñez de Abraham.
Una tableta acadia de Ugarit contiene una carta del rey heteo Hattusilis III (ca. 1275–1250 a.
de J.C.) para el rey Niqmepa’ de Ugarit. Los comerciantes son llamados “hombres mercaderes,
ciudadanos de la ciudad de Ura”. Que los caldeos eran conocidos en el noroeste tanto como en el
sur de Mesopotamia ha sido atestiguado por Jenofón quien menciona a étos como vecinos de los
armenios (Anabasis IV. iii. 4; V. v. 17; Cyropaedia III. i. 34). Cyrus H. Gordon presenta el caso de
un Ur norteño e identifica a Abraham como un comerciante príncipe en su artículo “Abraham as a
merchant prince” (JNES, XVII, 1958, págs. 28–31). Una interpretación anterior identificaba a Ur
con Urfa (Edesa) 32 kms. de Harán, hacia el noroeste. Pero esto no es muy posible sobre bases
solamente lingüísticas. Varias ciudades en el Asia Menor eran llamadas Ura, pero Abraham, al
JNES Journal of Near Eastern Studies
kms. kilómetros
viajar hacia Harán de cualquiera de ellas, se hubiera desviado si Canaán era su destino final como
lo indica la Escritura (Gn. 11:31).
Aunque falta la prueba positiva, la mayoría de los eruditos aún identifican el Ur bíblico con al-
Muqaiyar. Tanto Ur como Harán estaban dedicados a Nannar, la diosa Luna y compartían el
mismo énfasis religioso. Una emigración hacia Canaán desde al-Muqaiyar llevaría a Abraham a
través de las tierras de la fértil media luna a la vecindad de Harán. Es posible que un grupo semita
de clanes del nordeste hubiera emigrado hacia el sur de Ur y posteriormente (tal vez después de la
caída de la dinastía del Ur III), haya emigrado hacia el norte otra vez al área de Harán donde se
hubiera encontrado más cómodo. Este hecho podría explicar la aversión de Taré para mudarse a
Canaán e indica la razón del afecto que los patriarcas tenían por Harán. Es de gran significado el
hecho de que Ur mismo nunca se consideró como el hogar patriarcal, donde quiera que haya estado
localizado.
Los patriarcas bíblicos a menudo se describen como nómadas o seminómadas. Este es, por
supuesto, un aspecto de sus vidas como aparece en el Génesis. Tienen manadas de ganado, rebaños
de ovejas y de cabras y se mueven alrededor de las llanuras de Palestina entre Dotán y Beerseba
buscando pastos y fuentes de agua. Por otra parte, la Biblia describe a los patriarcas como ricos en
oro y plata. Cuando su sobrino Lot estaba en problemas, Abraham pudo levantar un ejército
personal, desafiar las fuerzas combinadas de una confederación de reyes orientales y obtener una
gran victoria militar (Gn. 14). Al morir Sara, Abraham paga por la parcela para su sepultura con
“cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes” (Gn. 23:16). Aunque Abraham no
poseía bienes raíces, fue un hombre de riqueza e influencia.
Durante el período de los patriarcas bíblicos, la cordillera central de Palestina estaba
escasamente poblada. Había vastas áreas en las cuales los seminómadas como Abraham podían
pastar sus rebaños y manadas. Las ciudades mencionadas en el relato bíblico (Dotán, Betel,
Siquem y Jerusalén) se sabe que existieron en la Edad Intermedia del Bronce. Los patriarcas a
menudo viajaban cerca de las ciudades. Se dice de Lot que él “habitó en las ciudades de la llanura,
y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma” (Gn. 13:12). De la misma manera, Abraham
“removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón” (Gn. 13:18).
De acuerdo con el relato bíblico, durante la época de Abraham existía gran movilidad.
Abraham mismo viajó desde Ur hasta *Harán, Canaán, Egipto y de regreso hasta Canaán. Para el
siglo XIX a. de J.C., mercaderes asirios habían penetrado Capadocia en el Asia Menor con
propósitos comerciales. Sus registros se han conservado en las tabletas de Capadocia. Los
contactos entre Palestina y Egipto, cuya famosa dinastía XII empezó ca. 1991 a. de J.C., fueron
frecuentes. Las tumbas palestinas del período entre 2000–1800 a. de J.C. contienen numerosos
artefactos egipcios. Los “textos de execración” muestran en forma negativa la relación entre Egipto
y Palestina durante los siglos XX y XIX a. de J.C. En las series más antiguas, se inscribieron
imprecaciones contra los varios enemigos en jarrones o tazones que eran luego quebrados para
hacer efectiva la maldición. En las segundas series las imprecaciones fueron inscritas en figurines
de barro que representaban cautivos atados. El primer grupo (conocido como los textos de Berlín)
menciona a Jerusalén y a Ascalón como enemigos de Egipto; el segundo (o los textos de Bruselas)
nombra a Jerusalén, Siquem, Aco (Acre), Acsaf (cerca de Acre), Tiro, Hazor, Astarot (en Basán) y
Pella (al otro lado del Jordán desde Bet-sán).
Del siglo XX a. de J.C., se tiene también la famosa *Historia de Sinuhé que cuenta cómo un
noble de alto rango huyó de Egipto y viajó a Kedem (“el oriente”). Fue recibido favorablemente
por un príncipe local en el alto Retenu (nombre egipcio para Siria y Palestina). Allí se radicó y
vivió feliz prosperando hasta que fue invitado a regresar a Egipto. De este mismo período (ca.
1900 a. de J.C.) son las pinturas de las tumbas de *Beni Asan en Egipto las cuales describen a
treinta y siete semitas que traen regalos y desean comerciar. El vestuario y equipo de estos
asiáticos era probablemente similar al de Abraham quien visitó Egipto alrededor de esa misma
época.
Antes de entrar a Egipto, Abraham instruyó a Sara para que dijera que era hermana de él,
porque temía que los egipcios lo mataran si sabían que él era su esposo (Gn. 12:11-13).
Subsecuentemente Faraón la incorporó a su harén hasta que vino una serie de plagas sobre su casa
(Gn. 12:17-20). El tema de un Faraón que hace un gran esfuerzo para conseguir una mujer hermosa
para esposa, aun cuando ella tiene marido, aparece en el cuento de los *Dos Hermanos. Faraón
envió mensajeros al valle de Cedad (Líbano) para traerle la mujer. Bata, el marido, mató a todos
los mensajeros, excepto uno que regresó para darle la noticia al Faraón. Faraón, sin embargo, envió
una segunda expedición que incluía esta vez a una mujer quien llevó ornamentos que pudieran
atraer a la joven a la corte egipcia. La mensajera, tuvo éxito porque “la mujer regresó a Egipto con
ella y hubo gran regocijo por ella en toda la tierra y su majestad la amó mucho y le dio el rango de
la gran favorita”. Aunque el papiro que contiene el cuento egipcio data del siglo XII a. de J.C., el
extraño cuento que registra es sin duda mucho más antiguo. Un hombre como Abraham bien podía
temer que el Faraón usara de todos los medios a su alcance para añadir una mujer bella a su harén.
Después de regresar de Egipto, Abraham y Lot se separaron, tomando Lot el valle del Jordán y
Abraham radicándose en Canaán. Génesis 13:10 relata que Lot vio “toda la llanura del Jordán que
toda era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto …” Esta área es ahora muy
calurosa y estéril, la parte menos deseable de Palestina. La arqueología, sin embargo, ha
demostrado que no siempre fue así. Entre 1932 y 1939, Nelson Glueck, en ese tiempo director de
las Escuelas Americanas de Investigación Oriental en Jerusalén, hizo un estudio exhaustivo del sur
de la Transjordania al oriente y al sur del mar Muerto. Descubrió que algunos pueblos nómadas se
radicaron allí en villas, en los siglos antes del año 2000 a. de J.C. Repentinamente,
aproximadamente entre el siglo XX o XIX a. de J.C. las villas fueron abandonadas y por alguna
razón la gente en esa área se convirtió en nómada.
Se sabe que hubo una ciudad grande en Khirbet Karak al extremo sur del mar de Galilea entre
2500 y 2000 a. de J.C. *Bet-sán tiene una historia que data desde 3000 a. de J.C. Las una vez
grandes ciudades de Sodoma, Gomorra y Zoar están probablemente debajo de aguas no profundas
al extremo sur del mar Muerto. W. F. Albright excavó dos sitios en las cercanías y encontró que
ellas fueron abandonadas aproximadamente en el siglo XX a. de J.C., lo mismo que otras ciudades
del sur de la Transjordania. Estos descubrimientos indican por qué Lot habría escogido radicarse
en el valle del Jordán y esto ayuda a situar a Abraham en los siglos XX o XIX a. de J.C.
El temor de Abraham de que su esclavo Eliezer llegara a ser su heredero (Gn. 15:1-4) puede ser
explicado por los procedimientos de adopción descritos en las *Tabletas de Nuzi. Una pareja sin
hijos podía adoptar un hijo, a menudo un esclavo favorito. Si después le nacía un hijo a la pareja, el
hijo adoptivo cedería sus derechos al hijo nacido a la pareja, aunque ciertos intereses del hijo
adoptivo serían guardados. Es probable que Eliezer fuera el hijo adoptivo de Abraham pero que el
patriarca quisiera un hijo propio para que fuera su heredero.
En los contratos matrimoniales de Nuzi se lee frecuentemente que a una mujer sin hijos se le
requería que proveyera de una concubina a su esposo la cual sería la madre de sus hijos. Una
situación similar prevaleció en el código de *Hamurabi. “Si un hombre toma a una sacerdotisa y
ella no le concibe hijos y él decide tener una concubina, ese hombre puede tomar una concubina y
traerla a su casa. Esa concubina no tendrá el rango de su esposa” (párrafo 145). Estas leyes y
costumbres proveen el trasfondo cultural sobre el cual se puede entender la sugestión de Sara a
Abraham,” … te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella”. (Gn. 19:2).
El código de Hamurabi encaró la situación realísticamente en la cual tal sierva concebiría hijos
al esposo de su ama y aspiraría a una posición más elevada en la casa: “Si un hombre toma una
sacerdotisa y ella concede su sierva a su esposo y la sierva le da hijos y después esa sierva toma
rango con su ama porque ella ha dado hijos, su ama no podrá venderla por dinero, pero puede
reducirla a esclavitud y contarla entre sus esclavas” (párrafo 146). Después que Agar hubo
concebido, Sara “la afligía y ella huyó de su presencia” (Gn. 16:6). Después Abraham se
entristeció mucho cuando Sara le urge diciendo: “Echa esta sierva y a su hijo” (Gn. 21:10, 11), un
deseo en contra de la costumbre y leyes vigentes.
La compra por Abraham de la propiedad de Efrón el heteo, para el entierro, se puede entender
a la luz del código de leyes heteo hallado en *Boghazkoy, Turquía. El código estipula que un
comprador debe prestar ciertos servicios feudales si compra toda la propiedad del vendedor. Si se
vende una porción de la propiedad, el vendedor continuará con la obligación. Aunque Abraham
sólo requirió la cueva en la orilla del campo de Efrón como el lugar para sepultura (Gn. 23:9),
Efrón insistía en que le comprara todo el terreno (Gn. 23:11). Efrón evidentemente vio la
oportunidad de deshacerse de sus obligaciones, haciendo a Abraham feudatario de todo el campo.
BIBLIOGRAFIA: Leonard Woolley, Abraham: Recent Discoveries and Hebrew Origins, Faber and Faber,
London, 1935. Dorothy B. Hill, Abraham: His Heritage and Ours, Beacon Press, Boston, 1957.
ABU GHOSH. Aproximadamente a unos 13 kms. y medio al norte de Jerusalén, en el camino
principal de la llanura costera mediterránea, está una villa árabe conocida como Abu Ghosh. Se le
dio ese nombre por un jeque de principios del siglo XIX quien aterrorizó el área y exigió peaje a
todos los peregrinos que iban hacia Jerusalén. Abu Ghosh está considerado como el sitio del
Quiriat-jearim bíblico donde el arca permaneció durante 20 años desde el tiempo cuando los
filisteos la devolvieron a Israel hasta el reinado de David quien la trajo a Jerusalén (1 Cr. 13:5–8).
TUMBA EN ABU GHOSH, el Quiriatjearim bíblico. Note la piedra que se rueda frente a la puerta
de la tumba. Una piedra como ésta era la que las mujeres temían no poder remover después de la
sepultura de Cristo. Cortesía de Matson Photo Service.
EL GRANTEMPLO EN ABU SIMBEL. La fachada con sus cuatro enormes estatuas de Ramesés II
tiene 64 metros de altura y está esculpida en la montaña misma. Cortesía de la UNESCO,
Laurenza 1959.
BIBLIOGRAFIA: F. T. Cooke, “The Site of Kirjath-jearim”, AASOR V, 1923–24, págs. 105–120. Roland
De Vaux and A. M. Steve, Fouilles a Qaryet El Enab, Abu Ghosh, Palestine, 1950.
ABU SIMBEL. Abu Simbel está situado entre la primera y la segunda cataratas del río Nilo,
aproximadamente a 58 kms. al norte de Wadi Halfa, al sur de Egipto. En tiempos antiguos, Egipto
se extendía solamente hasta la primera catarata del Nilo, y Abu Simbel se encontraba en el país
conocido como Nubia. Aquí, ca. 1250 a. de J.C., Ramesés II tenía dos templos labrados de la
arenisca de las montañas a lo largo de la orilla occidental del Nilo. El templo al dios sol tenía a su
AASOR Annual of the American Schools of Oriental Research
entrada cuatro estatuas del Ramesés sentado, cada una de 20 mts. de alto. La oreja del Faraón es de
91 cms. de alto. Un pasillo hipóstilo está decorado con escenas que representan el ritual religioso
egipcio y escenas de batallas conmemorando las victorias de Ramesés en Cades en el Orontes.
Abu Simbel está en la región que se inundó para formar el lago artificial detrás de la alta
represa Asuán, la cual sirvió de alivio a la falta de agua en Egipto e hizo posible la irrigación de
tierras ahora desiertas. Los arqueólogos buscaron maneras de preservar los monumentos de la
antigüedad en el área. Un plan de cortar los templos de las rocas y reconstruirlos sobre el nivel del
agua fue aprobado en 1961. Desde entonces el trabajo se continuó bajo los auspicios de la
UNESCO.
ACAD, ACADIOS. La ubicación exacta de Acad, escrita algunas veces Agade o Akkad (véase
Gn. 10:10), se desconoce, pero probablemente estaba cerca de Sipar o Babilonia en el sur de la
Mesopotamia. Un gobernador semita llamado Sargón (Sargón I o *Sargón de Acad) fundó un
imperio que eventualmente controló Sumer, Elam, Siria y el sur de Anatolia desde su capital en
Acad (ca. 2350 a. de J.C.). Durante la tercera dinastía de Ur (ca. 2000 a. de J.C.) toda la baja
Mesopotamia se conocía como Sumer y Acad; Sumer constituido por la región al norte del Golfo
Périsico y Acad la región máa al norte que incluía el área de Bagdad. Los términos Sumer y Acad
se usaron hasta la parte final del período persa, aunque el término Babilonia es el nombre más
familiar para toda la región. Los acadios eran un pueblo semítico y el idioma usado por la dinastía
fundada por Sargón I se conoce ahora como el acadio antiguo. Lingüísticamente el término acadio
se aplica al idioma hablado por los antiguos asirios y babilonios. Se escribía con caracteres
cuneiformes derivados de los *sumerios, pueblo no semita. El rey asirio, *Asurbanipal, se refirió a
“la oscura escritura acadia la cual es difícil de dominar”.
BIBLIOGRAFIA: W. F. Albright, “A Babylonian Geographical Treatise on Sargon of Akkad’s Empire”,
JAOS, XLV, 1925, págs. 193–245. A. Moortgal, in A. Scharff and A. Moortgat, Agypten und Vorderasien
im Altertum, Verlag F. Bruckmann, Munchen, 1950, págs. 256–271. S. N. Kramer, Schooldays: A Sumerian
Composition Relating to the Education of a Scribe, University Museum, Philadelphia, 1949.
ACROPOLIS. La acrópolis (“el punto alto de la ciudad”) en la antigüedad griega era el nombre
que se aplicaba a cualquier plaza o ciudadela fortificada que dominaba un área poblada. Una
acrópolis era primordialmente un lugar de refugio y defensa. Por esta razón se fortificaba y se
construía en un promontorio o elevación. La ciudad normalmente se extendía alrededor de la base
de su acrópolis.
Cuando las ciudades crecían, algunas veces se edificaban murallas para la defensa y la
acrópolis perdía entonces su importancia militar. Bajo tales circunstancias, templos y edificios
públicos podían erigirse en la acrópolis como sucedió en la antigua Atenas.
Aunque hay restos micénicos (ca. 1500 a. de J.C.) en la acrópolis de *Atenas, su período de
grandeza fue la edad de Pericles (siglo V a. de J.C.) cuando fue adornada con templos y edificios
cívicos importantes. Un camino procesional en forma de serpentina conduce desde la base de la
acrópolis ascendiendo hacia el límite occidental donde estaba el impresionante propileo. El camino
pasaba entonces por la estatua de Atenas, la diosa protectora de Atenas y el templo de Atenas antes
de alcanzar el Partenón. Al norte estaba el Erecteo y al sudoeste el templo de la Victoria Aptera.
mts. metros
cms. centímetros
JAOS Journal of the American Oriental Society