Table Of ContentEDUARDO NICOL
CRITICA
DE LA RAZON
SIMBOLIEAS
catdrl e
SECCIÓN. DE OBRAS DE FILOSOFÍA
LA REVOLUCIÓN EN LA FILOSOFÍA
CRÍTICA DE LA RAZÓN SIMBÓLICA
OBRAS DE EDUARDO NICOL
Psicología de las Situaciones Vitales
La Idea del Hombre
Historicismo y Existencialismo
La Vocación Humana
Metafísica de la Expresión
El Problema de la Filosofía Hispánica
Los Principios de la Ciencia
El Porvenir de la Filosofía
Metafísica de la Expresión
(nueva versión)
La Idea del Hombre
(nueva versión)
La Primera Teoría de la Praxis
La Reforma de la Filosofía
La Agonía de Proteo
Crítica de la Razón Simbólica
Filosofía y Poesía
(en preparación)
EDUARDO NICOL
LA REVOLUCIÓN EN LA FILOSOFÍA
Crítica de la razón
simbólica
E e
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
MÉXICO
Primera edición, 1982
Primea reimpresión, 2001
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra
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D. R. O 1982, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
D. R. O 2001, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Carretera Picacho-Ajusco 227; 14200 México, D. F.
ISBN 968-16-1290-6
Impreso en México
PRELUDIO
PRELUDIO es lo que antecede al juego, como el prólogo es el juego preli-
minar del logos. Logos es palabra y razón. Las palabras racionales de la
filosofía juegan en el sentido de que se conjugan o articulan, formando
apretadas coyunturas. Lo cual no es diversión, sino conversión, pues en
la conversación de. las razones están en juego las vidas.
Este es un juego peligroso, en el que participan no sólo aquellos que pien-
san con razón por oficio, sino cuantos son llamados a conversar, a poner
ocasionalmente en juego sus razones en el mismo terreno de las ajenas.
El juego no es lucha: la filosofía es obra de paz. Si a pesar de todo hay
peligro es porque en el juego de la razón ha de empeñarse la vida entera.
El error no es peligroso, aunque es un mal juego. Es más peligrosa la
verdad.
Según Platón, la poesía es un logos que se dirige al pueblo. También
el pueblo es el destinatario del logos filosófico. Desde Homero, el pueblo
acoge bien la palabra del poeta; no siempre acoge bien la palabra del
filósofo. En condiciones normales, la comunidad estimula la tarea de pen-
sar. Las presentes no son condiciones normales. Cuando la comunidad
no da aliento, ni se siente espontáneamente propietaria de la filosofía que
se produce en su seno, la soledad del productor no es serena. Siempre es
difícil hablar con razón de verdad de lo que es común a todos. Más difícil
hablar a todos los que no escuchan. La porfía que esto requiere se llama
vocación. Vocación es vinculación; pero no hay vinculación sin reciproci-
dad. Está en juego la vida del vocado desvinculado por causa ajena.
Motivos tenía Platón para decir, en aquella famosa Carta VII que es
como una autobiografía del filósofo, que es imposible participar en los
asuntos de la comunidad sin contar con amigos y colaboradores fieles. Se
refería a los asuntos políticos. Pero también es una participación en la
comunidad el acto de la filosofía. También ella requiere amigos y colabo-
radores fieles, y mucho más cuando la participación consiste en un juego
de razones revolucionarias. Pues, en cualquier tiempo, la novedad inspira
recelo. A veces el recelo no se compromete y se manifiesta como indi-
ferencia. Otras veces es más lúcido; advierte que la novedad trastorna
las básicas nociones consabidas, y entonces se convierte en hostilidad. En
nuestro tiempo, los beneficiarios natos de una revolución en la filosofía
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8 PRELUDIO
sienten que sus vidas sólo están en juego cuando se gestan otra suerte de
revoluciones. En este caso, es la vida de la filosofía la que está en juego;
lo cual significa que está en juego la condición humana.
Si la obra se produce, en medio de síntomas adversos, es porque la pri-
vación de amigos no puede ser total. Algunos son cercanos. Otros son los
amigos desconocidos, los lectores a quienes la revolución invitaría a re-
flexionar. Con todos ellos tiene el autor una deuda que no puede saldarse
nunca por completo; porque ella misma es el mejor estímulo, y se paga
gozosamente con la perseverancia cotidiana. De este modo se salva la filo-
sofía: su porvenir está en peligro cuando ella no tiene deudas con su co-
munidad.
El autor, por ventura, tiene deudas además con la comunidad univer-
sal de los filósofos, y quisiera tener más. En la gestación de este bosquejo
de una Crítica de la razón simbólica, se fue consolidando la deuda con los
maestros de antaño; la cual se ha de expresar aquí con acento de añoranza.
El ocaso del gran magisterio realza el tiempo pasado, y a la vez resta im-
pulso a la necesaria misión presente de superarlo. En las obras culminantes
de la filosofía, los pensadores confiesan el sentimiento de soledad que ins-
pira en ellos su propia limitación. Nadie conoce como el autor la despro-
porción entre el modelo ideal que concibió para su filosofía, y lo que en
efecto pudo ofrecer a sus lectores. Pero ningún revolucionario ignora el
alcance de su empresa. En filosofía no existe, como en las artes, la revo-
lución inconsciente. A solas consigo misma, la razón es humilde. Pero en
su humildad alcanza el más profundo saber de sí misma.
Esta es la normalidad del juego. La vida está en juego trágicamente
si la humildad no entraña la esperanza de un porvenir común. La espe-
ranza personal que el filósofo podía cifrar en el beneficio de sus razones
se suspende cuando la propia razón advierte la posibilidad del fin de la
filosofía. La ciencia filosófica es una posibilidad humana. Nunca había-
mos atinado en aplicarle a ella la regla que vale para todo lo posible: lo
que puede ser no es necesario, y lleva en sí la posibilidad de su desapari-
ción. Si desaparece el juego de la razón pura, la que pretende decir la
pura verdad y nada más, desaparece el hombre, y su lugar en el mundo
ha de ocuparlo un ser de otra condición: un ser menos libre. Los límites
naturales de la razón se complican así con la presunción de un límite his-
tórico definitivo. Lo cual revela la grandeza y miseria de la historia.
Hemos llegado al punto en que, por primera vez, la razón considera la
esperanza como problema, y no como salvación.
PRELUDIO 9
Platón declaró con temple heroico que era necesario seguir filosofando.
Su comunidad había intentado matar a la filosofía. Sólo mató al filósofo.
Es posible que la filosofía llegue a morir sin juicio ni sentencia; no por
una declarada animadversión de la comunidad, sino por un irremediable
y silencioso rechazo biológico. Entre tanto, la filosofía sigue en vida. Una
revolución es posible todavía, y por esto es inevitable.
La obra presente expone el proyecto de una Revolución en la filosofia.
Es la parte final de unas meditaciones que se iniciaron con El porvenir
de la filosofía y prosiguieron con La reforma de la filosofía. Cada uno de
estos tres libros tiene su propia razón de ser, pero entre todos forman la
unidad orgánica de una filosofía.
E. N.
México, 1982
PRIMERA PARTE