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CATOLICISMO Y PROTES
TANTISMO EN LA GENESIS
DEL CAPITALISMO
BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO ACTVAL
AMINTORE FANFANI
CATOLICISMO Y PROTES
TANTISMO EN LA GENESIS
DEL CAPITALISMO
Ediciones Rialp, S. Á.
Ma dr i d
I953
Tjtiilo órígiipaTi^
Cattolicesimo e Protestantesimo nella formazione
.
storica del Capitalismo
(Societa Editrice «Vita e pensiero», 2.a ed. Milán, 1944.)
Traducción de
José L uis Sureda
ES PROPIEDAD DEL AUTOR
Todos los derechos reservados para todos los países de
habla española, por EDICIONES RIALP, S. A.
Preciados, 35, Madrid.
Escilicbr., S. L. — Canaria», 38.—Teléf. *7 20 m.—Madrid.
PREFACIO DE LA SEGUNDA EDICION
ITALIANA
El presente ensayo sobré las relaciones. Históricas
entre catolicismo, protestantismo y capitalismo vuelve
a publicarse después de diez años puesto di día, re
visado y sin que falten algunas considerables amplia
ciones. La primera edición tuvo fortuna, especiáliniente
en el extranjero, donde fue traducida y doY veces
editada en inglés, y también habría sido realizada una
edición checa si acontecimientos de todos conocidos no
hubiesen impedido completar las partes traducidas y
publicadas en % revista Rad, de Praga. La úbrU ffíistó
al lector medio y a los especialistas, de tal forma, que
uno de los más conocidos entre estos'últimos, Laski, no
consideró perjudicial para su reputación de teórico de
la política presentar algunas id.eas como propias én el
segundo párrafo del capítulo primero de 'un ensayo
sobre The Rise of Európeati Liberalism, publicado en
Londres en 1936, en el cual existen múltiples prue
bas de que el autor conoció y alcanzó Ja primera édi-
ción inglesa, de mi Cathólicisín, Protestantism and
Capitalism. aparecido en Londres en 1935.
Amintpre Fanfani
En la revisión de la obra he tenido en cuenta las
repercusiones que el ensayo tuvo en Italia. Aquí re
cordaré tan sólo la reciente afirmación de Barbagallo,
si le he comprendido bien, de que el ensayo actual está
en contradicción con la concepción histórica neo-
voluntarista profesada por hm en el capítulo cuarta de
nú Introducción al estudio de la Historia Económica.
Según este crítico, el presente ensayo demuestra que
no es cierto que las ideologías se encuentren en los
orígenes de las transformaciones económicas. Ahora
bien; no llego a comprender cómo un lector tan pe
netrante ha podido incurrir en Semejante error. Tal
vez se haya dejacfa engañar por la limitada influencia
positiva que atribuyo a la religión en la consolidación
del capitalismo. Sin embargo, ¿cómo no ha advertido
que, a pesar de ello, sitúo el espíritu del capitalismo,
es decir, una concepción de la vida, una ideología, en
el origen del fenómeno capitalista? Que esta ideología
tenga poco o nada que ver con la ideología católica,
-y algo más con la protestante, nada importa a los fines
de confirmar que un fenómeno espiritual e intelectual
(condenado por el catolicismo y fomentado indirec
tamente por el protestantismo) se halla en los oríge
nes de la transformación del sistema económico
medieval.
Por tanto, no quiero creer que el crítico haya lie:
gado a pensar que lo histórico está en contradicción
con lo teórico, porque en el primer sentido np se
prescinde] de dar importancia' a los hechos geográficos,
políticos; técnicos y constitucionales que han facilitadp
el desarrollo en sentido capitalista en uno y otro país.
Una rápida lectura del presente ensayo, en su primera
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Prefacio
o segunda edición, bastaría para comprender quej a
mi entender, aquellos hechos habrían ejercido una
influencia mucho menor donde no existieran indivi
duaos orientadas por una ideología del tipo de la que
sirve de cimiento al sistmw capitalista.
En contra de la apreciación, recordada más arriba,
estas páginas se adhieren íntimamente a la concepción
historio gráfica que he expuesto y considero verdadera.
según puede comprobar quien tenga forma, tiempo y
voluntad de proceder a una confrontación del presente
ensayo con la citada Introducción. Por el contrario, he
querido traerle a nueva vida, revisándolo y mejorán
dolo, después de tantos añosf precisamente porque
prueba el fundamento de aquella teórica, y, además,
porque invita a meditar sobre la caducidad y posibili
dad de superar ciertos órdenes económicos que no
merecen una simpatía extraordinaria.
Milán, 30 de julio de 1943.
A mintore Fanfani.
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CAPITULO PRIMERO
DELIMITACION DEL PROBLEMA
i. Noticias del desarrollo secular de una. con
troversia...
Hace tiempo que los investigadores se han sentido
inclinados a reflexionar ante la coincidencia de fenó
menos de transformación en los’campos de la religión
y de la «economía y ante el desarrollo más rápido o
enriquecimiento más fácil de' los países y sectas pro
testantes frente a los católicos^ imponiéndose la tarea
de examinar hasta qué punto la religión haya influido
en la evolución del sistema económico.
El inglés William Temple abordó el problema a
fines de 1673 en sus Observations' upon .the
Provinces of Netherland, atribuyendo el excepcional
progreso de la vida económica holandesa al hecho de
m
Amintore Fanfani
que los holandeses habían aceptado la religión refor
mada. En 1682, William Petty explicaba la mayor
prosperidad que los protestantes de su tiempo alcan
zaron en el país católico de Irlanda por la circunstan
cia de representar en aquella isla una minoría hete
rodoxa.
No habían transcurrido dos siglos cuando los po
lemistas se interesaron por el tema, intentando des
arrollarlo con fines apologéticos o con la intención de
clarada, si bien nunca conseguida, de explicar el pro
greso relativo de los países católicos y protestantes.
En la ardorosa polémica de mediados del xix parti
ciparon Donoso Cortés, con su conocido Ensayo so
bre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo; Bal-
mes con su obra El protestantismo comparado con el
catolicismo; Cobbet con la Storia de la Riforma in
Jnghitterra ed Irlanda y Flamerion con su memoria
De la prosperité comparée des nations catholiques et
des nations protestantes. De Laveley llegó a mencio
nar en el título de su obra el problema de la relación
entré religión católica, religión protestante, libertad
y prosperidad de los pueblos, imitado en esto por
Young, veinte años después, en 1893, mientras que
Weyrich publicaba un artículo en 1899 en la “Revue
Catholique de Louvain” sobre la InfeHoritS econo-
mique des nations catholiques.
Por obra de Giuseppe Toniolo, en 1881, se superó
esta fase polémica, durante la cual la historiografía
había sido sacrificada a determinadas preocupaciones
de orden teológico y social, y se incoa una fase exclu
sivamente científica, eri cuyos comienzos se define el
problema de un modo riguroso, planteando a los his-
Delimitación del problema
íoriadores la cuestión del nexo entre las creencias
religiosas y el desarrollo económico como un caso del
problema más general de las relaciones entre los idea
les de un pueblo y su sistema de vida. Toniolo pre
tendía averiguar la influencia ejercida por el cristia
nismo en el desarrollo económico de la sociedad^ y
para no perderse en generalidades se fijó en Floren
cia como centro social de cuyas vicisitudes la histo
riografía podía extraer elementos que aclarasen el
problema general. Así nacieron sus magníficos estu
dios, Remoti jattori dellaa potenza economica di Firen-
ze nel Medioevo (1881-1882), Scolastica ed umane-
simo nelle doctrine economic he al tempo del Riñas-
cimento in Toscana (1886-1887), Vicende economu
che de¡í Comune florentino dal 1378 al 1530 (1889),
Storia deireconomía* sociale in Toscana (1890-1891),
Economía di crédito e sulle origini del capitalismo
nella reppublica florentina (1895). A estos se unieron
tres ensayos, dos de 1893, L’ económica capitalistica
moderna y La genesi storica dellJodierna crisi sociale
económica, y uno de 1894, L’economía. capitalistica
moderna nella sua funzione e nei suoi effetti. .
Con estos trabajos de Toniolo la antigua tendencia
de ilustrar la historia económica con los resultados
de la historia religiosa salió de la incertidumbre de
la polémica y asumió la dignidad de una corriente
científica, consciente de los problemas. planteados y
de la amplitud y complejidad de las investigaciones
necesarias para resolverlos.
Toniolo plantea el problema sobre bases nuevas.
Duránte el siglo siguiente será debatido en toda su
amplitud ; para demostrar la influencia de Toniolo
*3
Amintore Fanfani
en este campo basta recordar que uno de quienes in
tervienen con mayor tenacidad en la discusión fué
Werner Sombart, discípulo del maestro italiano en
la Üniversidad de Pisa precisamente durante los años
en que éste se hallaba más ocupado con las investiga
ciones referidas (i).
A, principios del siglo xx> teólogos, historiadores
y economistas alemanes reanudan el tratamiento del
problema, dándole un enfoque sociológico y presen-
lando de nuevo a la atención del mundo su discusión
en términos de las relaciones entre la Reforma pro
testante y la consolidación del sistema capitalista.
Reservada a Sombart una postura peculiar, que ex
pondremos más adelante, el primado de hecho en el
nuevo planteamiento pertenece a Max Weber, quien
en 1904-05 publica en el “Archiv für Sozialwissens-
chaft und Sozialpolitik” su primer ensayo Die pro-
testantische Ethik und der “Geist” des Kapita-
lismus (2).
El punto de partida de Weber lo constituye el su
puesto —fundado especialmente en los resultados del
trabajo de Martin Offenbacher (Konfessipn und S0-
ziale Schichtvüfig, Leipzig, 1905)—, de que en los
países con dos confesiones los puestos de mando en
el complejo económico eran detentados por protes
tantes y las escuelas técnicas frecuentadas preferen
temente más por los jóvenes protestantes que por los
católicos, intentando determinar las razones que no
sólo explicasen estos hechos, sino que esclareciesen
también las relaciones entre protestantismo y capita
lismo. Para no seguir una vez más el camino de quie
nes habían creído resolver la controversia calculando